jueves, 13 de septiembre de 2012

El Castigo: Capítulo 3


El autobús temblaba y todos sus ocupantes se adormecían a causa de esos temblores tan típicos en los transportes públicos. La fuerte lluvia golpeada con violencia los cristales de los ventanales del autobús donde miraba aburrida  el asfalto casi inundado la gente corriendo  bajo sus paraguas por la calle dirigiéndose a casa, a trabajar o a tomar algo y resguardarse de la lluvia en alguna cafetería. Llevaba los auriculares puestos conectados al móvil escuchando “Beautiful mourning” de “Machine Head” y a pesar de tener el volumen seguía escuchando como las gotas de lluvia chocaban violentamente sobre el cristal, la lluvia desde la noche anterior era violenta intensa y no daba tregua.

     Bajé en la estación de de Hallahan Avenue  y abrí mi paraguas, me tapé enseguida con el, aún así la lluvia consiguió  mojarme el abrigo. Con paraguas en mano corrí hacía la parte que resguardada de la lluvia gracias a los edificios y los balcones, no cerré el paraguas, la lluvia y el viento se aliaban y intentaban dejarte bien empapada. Mientras caminaba hacía el portal de mi amiga sorteando transeúntes, recordé la última vez que fui a cada de Carol. Hacía como cuatro meses que no iba a su apartamento, cuando lo dejo con Steve y fui todo el fin de semana para hacerla compañía, lloramos, vimos películas absurdas, bebimos, fumamos y estuvimos apunto de llamar a unos chicos de mi clase a que nos divirtieran, pero Carol no quiso, no quería saber nada de chicos en ese momento.

     Después de cinco minutos andando bajo la intensa lluvia y protegiéndome inútilmente de ella con mi paraguas que se doblaba cada vez que el viento soplaba  fuerte, llegué a su portal. Saqué del bolso las llaves que me presto y entre dentro del edificio. Era un edificio bastante tranquilo y bonito, situada en un buen barrio de clase media alta, un sitio bastante elegante donde no encajaba muy bien alguien como Carol. Aún no conseguía averiguar como Carol podía permitirse de vivir en este sitio. Llamé al ascensor y esperé mientras bajaba mirando el portal bien cuidado, sus buzones  de madera incrustados en una pared enfrente de un enorme espejo y bajo ellos un enorme felpudo beis  y dos jarrones enormes con plantas de plástico uno a cada lado de la entrada del portal. Cuando el ascensor bajo, deje salir a una chica de mi edad más o menos que llevaba el carrito de un bebé, la saludé educadamente nada más  nos cruzamos y monté en el ascensor y pulsé del botón del quinto piso. Cuando llegué saqué de nuevo las llaves que me presto Carol y mientras se cerraba la puerta del ascensor detrás de mí, giré la llave y me adentré en el piso de Carol.


    El apartamento estaba vacío y no parecía que nadie hubiese estado por aquí desde que Carol desapareció. Había quedado con ella  el lunes pasado para ir de compras y no apareció, después el dueño de Ryleh denuncio su desaparición. Creía que el jefe de Carol se había apresurado en llamar a la pasma, no era la primera vez que Carol desaparecía sin decir nada a nadie y volvía al mes siguiente completamente bronceada por el sol, aunque solía llamar a  alguien cuando hacía esas cosas para que no se preocuparan por ella, esta vez no había sido así. No sé que pretendía encontrar en su apartamento me pasee lentamente por el pasillo hasta el pequeño salón fijándome en cada armario en busca de alguna nota, pero no había nada, tampoco parece que nadie haya robado nada ni que hubiese habido una pelea en la casa, estaba todo bastante ordenado, solo un poco de polvo en las estanterías. El apartamento de Carol es bastante pequeño, un dormitorio, salón, cocina y un baño, no tarde ni cinco minutos en repasar toda la casa en busca de alguna nota que esperaba encontrar de Carol, esta desaparición tan repentina era muy extraña, pero tampoco me preocupaba demasiado, Carol se sabe cuidar muy bien. Volvía su cuarto de nuevo y me senté en su cama entre sus cojines con dibujos de calaveras y de “Pesadilla antes de navidad”, ese último se lo regalé yo en su cumpleaños. Mientras miraba por la habitación absorta en mis pensamientos me fijé que encima de su escritorio seguía su portátil. Me levanté a por el y lo encendí y me senté en la silla de su escritorio. No tenía ningún tipo de contraseña así que no tuve problemas para andar con el. Entré en su carpeta de documentos, y investigue cada carpeta en busca de su paradero, no encontré nada, así queme puse a mirar fotos. Tenía fotos de cuando era pequeña, de su familia, amigos, lo típico, yo miré  las fotos de fiesta donde salíamos bastante nosotras dos, tenía fotos desde que nos conocimos hará ya hace cuatro años hasta las de la última escapada nocturna en Ryleh. Cuando apenas me quedaba una última carpeta de fotos de mirar, encontré varias fotos de Carol con un chico que no conocía en absoluto, era un chico muy atractivo, sonreí para mí y pensé “Que perra estas hecha”, seguro que Carol se había escapado con ese maromo, yo lo haría pensé. Era moreno con el pelo muy corto, y tenía unos ojos azules muy claros preciosos, una mirada de las que derriten, y se notaba que tenía un cuerpo cuidado y sexy, era bastante alto, le sacaba a Carol casi dos cabezas cuando Carol en la foto llevaba tacones y sin ellos mide 1,78.

    Mientras miraba las fotos del nuevo “amigo” de Carol, escuché como abrían la puerta del ascensor, pensé que se trataría de algún vecino de Carol hasta que el sonido de los pasos se paró justo enfrente de la puerta del apartamento de Carol. “Se va enterar esta” pensé mientras abrí la puerta del armario de su habitación mientras oía como abrían la puerta con la llave. Fue cuando abrí la puerta del armario cuando se me borró la sonrisa de la cara, dentro del armario había un montón de ropa y la maleta de Carol seguía allí dentro, la puerta del apartamento se abrió y distinguí los pasos de dos personas que cerraban tras de sí la puerta. Rápidamente  y con cuidado me metí dentro del armario y lo cerré me escondí detrás de toda la ropa de Carol y me acurruque detrás de la maleta de Carol intentando ser lo más invisible posible en caso de que abrieran la puerta, cerré los ojos y respiré tranquilamente mientras intentaba alejar de mi todas las emociones, si se apoderaba de mí el miedo estaba jodida.
-¿Has encontrado algo?- La voz del hombre me sobresalto y me asusté de verdad., apreté fuerte la mano contra mi boca para que no escapará de mí ningún tipo de sonido mientras mi respiración se aceleraba más y más
-Nada tío.- le contesto la voz de otro chico este parecía más joven.
-Ve a mirar en su cuarto, mira en cada cajón armario debajo de la mesa, todo.- Le ordeno.
Estaba desesperaba no controlaba mi respiración y notaba colocada vez respiraba más fuerte, tenía que controlarme o cuando mirase el armario estaría perdida, pero no pude, y cuando oí sus paso sobre solté un suave gritito que quedo ahogado.
-¿Eh? ¡¿Has dicho algo?! .- pregunto el joven que estaba en la habitación al otro.
-No he abiertota boca, cállate y busca si encuentras algo.- Le contesto  el otro.
Empecé a intentar controlar mi respiración poco a poco intentando no moverme ni un centímetro.
-¡Eh! ¡Alguien ha estado aquí hay un portátil encendido encima del escritorio!- Le aviso el joven.
 “Mierda, mierda, mierda” pensé, se me había olvidado apagar el portátil y dejarlo como estaba.
Los pasos del otro hombre se apresuraron hasta la habitación y note la presencia de los dos al otro lado del armario.
-Esta bastante templado, alguien ha estado aquí hace  nada.- Comento el joven.
-Mira la cama.- Contesto el otro hombre.-Alguien se ha sentado aquí hace poco.
-No hay conexión a Internet, quien quiera que haya estado no ha podido revisar el correo.-Comento de nuevo el joven.
-Entonce son hay tiempo que perder, coge el portátil y vámonos.- Le ordeno el hombre.
Escuché como cerraban el portátil y sus pasos se alejaban por el pasillo hasta que oí abrir la puerta y cerrar detrás de ellos con llave
Esperé como unos cinco minutos dentro del armario antes de atreverme salir de el con cuidado, estaba temblando sin parar “Oh dios mío Carol ¿En que lío te has metido?2 pensé. Fue entonces cuando miré hacía la cama y mire que me había dejado el bolso encima, abrí los ojos de sorpresa y me tape la boca intentando gritar.
-Date la vuelta pequeña zorra.- Me ordeno la voz del joven detrás de mi mientras me apuntaba con una pistola.
-Por favor no me haga daño por favor por favor.- Le suplique mientras notaba como me caían las lágrimas por la cara y me ponía de rodillas.
-¿Quién eres tú?.- Me pregunto el chico tenía una melena rubia peinada hacia atrás con gomina que le llegaba hasta los hombros.
-Solo soy amiga de Carol, me llamo Lucy  tengo su llave ella me la dio.- Le conteste sin parar de llorar aterrorizada.- Por favor no le diré nada a nadie lo juro por favor por favor.
No controlaba mi llanto estaba desesperada no quería morir.
-Estate calladita.- Me ordeno mientras sin dejar de apuntarme cogió su móvil y llamo a alguien, supongo que a su compañero.
-Dice que es su amiga.-Le comento mientras intentaba oír que le contestaban por teléfono inútilmente.- Aja ¿Qué hago con ella?- Cuando oí su pregunta me derrumbe y no conseguía ver nada claro con mis ojos empapados de lágrimas, lo intuía y yo no quería morir.
-Por favor no...- Le dije sin fuerzas entre sollozos.
-Entendido.-Dijo él.
Colgó, guardo el móvil y me golpeo con la culata en la cabeza.

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