miércoles, 19 de septiembre de 2012

El Castigo: Capítulo 4


Me desperté a causa de un suave tambaleo que agitaba todo mi cuerpo sobre el pequeño oscuro sofá en donde dormí en posición fetal y apretando las mantas sobre todo mi cuerpo qué usé para calentar mi tembloroso y sudoroso cuerpo. Noté que una mano reagitaba suavemente para despertarme junto una voz suave y en baja:
-Anne, despierta cielo. Tranquila estas en el departamento de policía ¿Recuerdas? – La detective Molly me ayudó a sentarme sobre el sofá mientras apartaba de mí algunas mantas y me froté los ojos con los nudillos quitándome las legañas.
-¿Quieres algo de tomar Anne? ¿Un café, un vaso de agua, lo que sea?- Me ofreció la detective.
-Sí.-Contesté con una voz débil y adormilada.-Un café me vendría de perlas, y algo para comer, lo que sea.
-Adrian ve a por un café y algo para picar.- Le ordeno Molly a un chico que esperaba en la puerta abierta, asintió y se largo supongo que a por mi desayuno.
-¿Comote encuentras, te sientes mejor?-Me preguntó la detective Molly y asentí con la cabeza y añadí:
-Tengo habré y creo queme vendría también bien una ducha detective.
Molly sonrió y me contestó:
-Ahora mismote llevo a los vestuarios para que te des una buena ducha y te llevaré el desayuno allí estaré contigo en todo momento. ¿De acuerdo?
-Me parece bien. Le contesté al mismo tiempo que me ponía de pie y Molly me ayudaba a levantarme.
-Te hemos conseguido algo de ropa limpia no sabemos si te valdrá pero mejor que ir con ese camisón destrozado y embarrado.-Me comentó mientras me apoyaba en su brazo y me llevaba hasta los vestuarios.


     El agua caliente casi ardiendo caía sobre todo mi cuerpo lavándolo, calentándolo…Lo notaba como si me estuviera purificando todo mi ser, pero la ducha ardiendo no conseguía arrastras los vagos y brutales  recuerdos de mi secuestro como lo hacía con la suciedad de mi cuerpo. Contemple Como el agua caía y resbalaba por todo mi cuerpo, aquello me hizo  recordar aquel momento atada en la silla, con los ojos vendados mientras me lanzaban agua helada con hielo y me regaban con una manguera y oía sus risas, aquellas risas… Empecé a hiperventilar, y no pude controlarlo, y caí de rodillas, Molly que estaba sentada en el banquillo debió oír el golpe y se asomo alas duchas y note que gritaba o decía algo, no la podía oír apenas, todos los horribles recuerdos me volvían a la cabeza y notaba que me desmayaba.


    Cuando volví en mí, estaba empapada envuelta en una toalla y en los brazos de Molly que me gritaba en oído y me sacudía en la cara para que  respondiera. Agarre su mano para que dejase de abofetearme.
-Estoy…Estoy  bien…- Le dije sin mucho convicción.
-¿Estas segura? Te has podido abrir la cabeza ahí dentro.- Me dijo alarmada.
-Me volvieron unos recuerdos de golpe y…-Empecé a decir justo cuando Molly me corto.
-Tranquila ya habrá tiempote hablar de esas cosas, ahora vístete.. ¿Podrás sola?
-Sí. Tranquila.- Le respondí, ella asintió y me acerco unos pantalones vaqueros una camisa color negro de la policía de Inswinch junto su sudadera a juego.
-No es nada bonito lo sé pero te mantendrá caliente.-Me dijo mientras me acercaba también unas zapatillas de deporte.
   Después de vestirme Molly me volvió acompañar hasta la sala donde  me mantuvieron anoche,  allí estaba el chico que había visto al despertarme y me saludo con una sonrisa:
-Buenos días Anne, te he traído el desayuno.-Me dijo mientras señalaba con el brazo el café y unas tostadas junto tarrinas de mermelada y mantequilla que había sobre la mesa.- ¿Si quieres más no tienes más que decírnoslo?- Añadió el chico.
-Gracias…-Le empecé a decir mientras me extendió la mano y se la estrechaba.
-Adrian, soy el detective Adrian, el compañero de Molly.- me dijo señalándola con un movimiento de cabeza mientras Molly se sentaba en el lado contrario donde estaba el desayuno.
-Nos quedaremos aquí contigo mientras desayunas y te haremos unas preguntas..¿De acuerdo Anne?- Me preguntó Molly, asentí con la cabeza mientras me sentaba enfrente de mi desayuno y le pegue un buen trago al café con leche que me había traído, normalmente me gusta más descafeinado, pero tenía tanta hambre y sed que me sentó de maravilla aquel primer trago.
-Empecemos…-Dijo Molly mientras miraba una carpeta, sacó un bloc de apuntes y un bolígrafo y preguntó:
-¿El tres de octubre  a la noche no llegaste a tu apartamento cierto?
-Cierto, no llegué…¿Están mis compañeras bien?-Le pregunté a Molly
-Sí. Ellas y tu familia ya están avisadas de que te encuentras a salvo, tu familia vendrá desde Dublín a visitarte, tengo entendido de que llegarán mañana.
Asentí mientras untaba mantequilla en una tostada.
-¿Puedes recordar que hiciste y que te pasó el tres de octubre? Volvió a preguntar, mientras apuntaba algo en su libreta, y Adrian apoyaba la espalda contra la puerta mirándonos.
Asentí con la cabeza dejando la tostada con mantequilla sobre una servilleta y cogía la tarrina de mermelada de melocotón.
-Era miércoles y volvía de clase cuando me paré en una taberna cercana de la escuela de arquitectura donde hacen unos bocatas deliciosos, es bastante famoso entre los estudiantes.- le relataba a Molly cuando abrí la tarrina de mermelada y volvía coger el cuchillo y la tostaba y empecé untar la mermelada sobre la tostada y continué:
-Hannigans se llama la taberna, por si le vale de algo ese dato.- Deje la tostada preparada en otra servilleta, y cogí otra tostada desnuda y la mantequilla y comencé a preparármela mientra seguía hablando:
-Después de comer me dirigí hacia casa ya que quería prepararme ya que había quedado con un chico.- Molly mientras apuntaba todo me señalo con la mano para que esperase, y me miro a la cara y me pregunto:
-¿Con quien quedaste?- deje la tostada untada con mantequilla de nuevo en la servilleta sucio para agarrar la última tarrina de mermelada y acabar de preparar mi desayuno.
-Le conocí el fin de semana pasado en una discoteca la Nero..¿La conocéis?- pregunte a los dos detectives y ambos asintieron con la cabeza y seguí respondiendo la pregunta mientras terminaba de preparar la tostada:
-Un chico de pelo moreno y muy corto, muy guapo y atractivo.-me ruboricé un poco mientras lo describía.- era bastante alto casi un metro ochenta y decía que se llamaba Mike Rosbill pero lo que más me llamo la atención de él fueron sus ojos.- Me paré un segundo al recordar la mirada intensa y segura de Mike.- Tenía unos ojos preciosos, azules muy claros, tenía una mirada intensa.
-¿Recuerdas su voz?-Me preguntó  Molly mientras no para de apuntar datos en su bloc.
-Sí, vagamente perola recuerdo, tenía una voz grave pero bastante “amigable” y cálida, digamos como la de un cómico cuarentón.- Le expliqué a Molly mientras apuntaba los nuevos datos en su bloc y me volvió a preguntar:
-Has dicho que después de comer te dirigías a casa y que no llegaste.¿Que pasó entonces?
Entonces el recuerdo de ese instante me vino a la cabeza como un duro golpe y noté que me sucedería lo mismo que en la ducha, apreté fuerte los ojos y luche contra todos esos malos recuerdos que querían ser revividos en mi mente.
-¿Anne? ¿Estás bien? ¡¿Anne?!- Escuché el ruido de su silla al arrastrase para levantarse y los pasos de Adrian dirigiéndose hacía mí, pero justo levante la mirada y asentí con la cabeza para que no se preocuparan y Molly volvió añadir:
¿Estas segura Anne?- Asentí con la cabeza y empecé a hablar:
-Llegué a mi portal, sobre las doce y media a esa hora no suele haber nadie en el edificio, por eso me gusta. Estaba esperándola ascensor cuando un hombre de unos treinta años, alto calvo y llevaba traje, no recuerdo más de él, entro a portal, me saludo y espero al ascensor a mi lado. Cuando el ascensor llego al bajó salieron de él otro dos hombres, no me dio tiempo a observarlos ya que nada más salieron del ascensor se abalanzaron sobre mi y me pusieron un paño en la boca y note que me inmovilizaban el brazo derecho y me inyectaron algo que me hizo perder la consciencia.
Molly me miraba fijamente y con cara extrañada pregunto a Adrian.
-¿A las doce y media de la mañana nadie vio como unos hombres llevaban a una chica inconsciente en un coche?- Adrian se encogió de hombros y respondí por él.
En mi edificio  en el portal hay una puerta trasera que da hacía un pequeño patio donde tiramos la basura y esta rodeada con una verja. Tiene una puerta que da al callejón donde recogen la basura, pero esa llave solo la usan los basureros y la mujer que contratamos para la limpieza.
Me fijé que Molly apuntaba todo esto  y me volvió hablar:
-Bueno creo que tenemos algo por donde empezar, aunque aún te tenemos que hacer muchas más preguntas, pero creo que estarás deseando ir a casa.- Me miro y yo asentí con la cabeza mientras le dí un bocado a una de las tostadas.
-Cuando acabes el desayuno te llevaré a casa ahora voy por mi chupa y las llaves, no tengas prisa come a gusto.- Me dijo Adrian al tiempo que abandonaba la sala y Molly tras él dejándome sola en la sala desayunando.

 Todo iba según lo planeado, si conseguía dominar los recuerdos brutales de mi secuestro, quizás podría salir de esta viva.

jueves, 13 de septiembre de 2012

El Castigo: Capítulo 3


El autobús temblaba y todos sus ocupantes se adormecían a causa de esos temblores tan típicos en los transportes públicos. La fuerte lluvia golpeada con violencia los cristales de los ventanales del autobús donde miraba aburrida  el asfalto casi inundado la gente corriendo  bajo sus paraguas por la calle dirigiéndose a casa, a trabajar o a tomar algo y resguardarse de la lluvia en alguna cafetería. Llevaba los auriculares puestos conectados al móvil escuchando “Beautiful mourning” de “Machine Head” y a pesar de tener el volumen seguía escuchando como las gotas de lluvia chocaban violentamente sobre el cristal, la lluvia desde la noche anterior era violenta intensa y no daba tregua.

     Bajé en la estación de de Hallahan Avenue  y abrí mi paraguas, me tapé enseguida con el, aún así la lluvia consiguió  mojarme el abrigo. Con paraguas en mano corrí hacía la parte que resguardada de la lluvia gracias a los edificios y los balcones, no cerré el paraguas, la lluvia y el viento se aliaban y intentaban dejarte bien empapada. Mientras caminaba hacía el portal de mi amiga sorteando transeúntes, recordé la última vez que fui a cada de Carol. Hacía como cuatro meses que no iba a su apartamento, cuando lo dejo con Steve y fui todo el fin de semana para hacerla compañía, lloramos, vimos películas absurdas, bebimos, fumamos y estuvimos apunto de llamar a unos chicos de mi clase a que nos divirtieran, pero Carol no quiso, no quería saber nada de chicos en ese momento.

     Después de cinco minutos andando bajo la intensa lluvia y protegiéndome inútilmente de ella con mi paraguas que se doblaba cada vez que el viento soplaba  fuerte, llegué a su portal. Saqué del bolso las llaves que me presto y entre dentro del edificio. Era un edificio bastante tranquilo y bonito, situada en un buen barrio de clase media alta, un sitio bastante elegante donde no encajaba muy bien alguien como Carol. Aún no conseguía averiguar como Carol podía permitirse de vivir en este sitio. Llamé al ascensor y esperé mientras bajaba mirando el portal bien cuidado, sus buzones  de madera incrustados en una pared enfrente de un enorme espejo y bajo ellos un enorme felpudo beis  y dos jarrones enormes con plantas de plástico uno a cada lado de la entrada del portal. Cuando el ascensor bajo, deje salir a una chica de mi edad más o menos que llevaba el carrito de un bebé, la saludé educadamente nada más  nos cruzamos y monté en el ascensor y pulsé del botón del quinto piso. Cuando llegué saqué de nuevo las llaves que me presto Carol y mientras se cerraba la puerta del ascensor detrás de mí, giré la llave y me adentré en el piso de Carol.


    El apartamento estaba vacío y no parecía que nadie hubiese estado por aquí desde que Carol desapareció. Había quedado con ella  el lunes pasado para ir de compras y no apareció, después el dueño de Ryleh denuncio su desaparición. Creía que el jefe de Carol se había apresurado en llamar a la pasma, no era la primera vez que Carol desaparecía sin decir nada a nadie y volvía al mes siguiente completamente bronceada por el sol, aunque solía llamar a  alguien cuando hacía esas cosas para que no se preocuparan por ella, esta vez no había sido así. No sé que pretendía encontrar en su apartamento me pasee lentamente por el pasillo hasta el pequeño salón fijándome en cada armario en busca de alguna nota, pero no había nada, tampoco parece que nadie haya robado nada ni que hubiese habido una pelea en la casa, estaba todo bastante ordenado, solo un poco de polvo en las estanterías. El apartamento de Carol es bastante pequeño, un dormitorio, salón, cocina y un baño, no tarde ni cinco minutos en repasar toda la casa en busca de alguna nota que esperaba encontrar de Carol, esta desaparición tan repentina era muy extraña, pero tampoco me preocupaba demasiado, Carol se sabe cuidar muy bien. Volvía su cuarto de nuevo y me senté en su cama entre sus cojines con dibujos de calaveras y de “Pesadilla antes de navidad”, ese último se lo regalé yo en su cumpleaños. Mientras miraba por la habitación absorta en mis pensamientos me fijé que encima de su escritorio seguía su portátil. Me levanté a por el y lo encendí y me senté en la silla de su escritorio. No tenía ningún tipo de contraseña así que no tuve problemas para andar con el. Entré en su carpeta de documentos, y investigue cada carpeta en busca de su paradero, no encontré nada, así queme puse a mirar fotos. Tenía fotos de cuando era pequeña, de su familia, amigos, lo típico, yo miré  las fotos de fiesta donde salíamos bastante nosotras dos, tenía fotos desde que nos conocimos hará ya hace cuatro años hasta las de la última escapada nocturna en Ryleh. Cuando apenas me quedaba una última carpeta de fotos de mirar, encontré varias fotos de Carol con un chico que no conocía en absoluto, era un chico muy atractivo, sonreí para mí y pensé “Que perra estas hecha”, seguro que Carol se había escapado con ese maromo, yo lo haría pensé. Era moreno con el pelo muy corto, y tenía unos ojos azules muy claros preciosos, una mirada de las que derriten, y se notaba que tenía un cuerpo cuidado y sexy, era bastante alto, le sacaba a Carol casi dos cabezas cuando Carol en la foto llevaba tacones y sin ellos mide 1,78.

    Mientras miraba las fotos del nuevo “amigo” de Carol, escuché como abrían la puerta del ascensor, pensé que se trataría de algún vecino de Carol hasta que el sonido de los pasos se paró justo enfrente de la puerta del apartamento de Carol. “Se va enterar esta” pensé mientras abrí la puerta del armario de su habitación mientras oía como abrían la puerta con la llave. Fue cuando abrí la puerta del armario cuando se me borró la sonrisa de la cara, dentro del armario había un montón de ropa y la maleta de Carol seguía allí dentro, la puerta del apartamento se abrió y distinguí los pasos de dos personas que cerraban tras de sí la puerta. Rápidamente  y con cuidado me metí dentro del armario y lo cerré me escondí detrás de toda la ropa de Carol y me acurruque detrás de la maleta de Carol intentando ser lo más invisible posible en caso de que abrieran la puerta, cerré los ojos y respiré tranquilamente mientras intentaba alejar de mi todas las emociones, si se apoderaba de mí el miedo estaba jodida.
-¿Has encontrado algo?- La voz del hombre me sobresalto y me asusté de verdad., apreté fuerte la mano contra mi boca para que no escapará de mí ningún tipo de sonido mientras mi respiración se aceleraba más y más
-Nada tío.- le contesto la voz de otro chico este parecía más joven.
-Ve a mirar en su cuarto, mira en cada cajón armario debajo de la mesa, todo.- Le ordeno.
Estaba desesperaba no controlaba mi respiración y notaba colocada vez respiraba más fuerte, tenía que controlarme o cuando mirase el armario estaría perdida, pero no pude, y cuando oí sus paso sobre solté un suave gritito que quedo ahogado.
-¿Eh? ¡¿Has dicho algo?! .- pregunto el joven que estaba en la habitación al otro.
-No he abiertota boca, cállate y busca si encuentras algo.- Le contesto  el otro.
Empecé a intentar controlar mi respiración poco a poco intentando no moverme ni un centímetro.
-¡Eh! ¡Alguien ha estado aquí hay un portátil encendido encima del escritorio!- Le aviso el joven.
 “Mierda, mierda, mierda” pensé, se me había olvidado apagar el portátil y dejarlo como estaba.
Los pasos del otro hombre se apresuraron hasta la habitación y note la presencia de los dos al otro lado del armario.
-Esta bastante templado, alguien ha estado aquí hace  nada.- Comento el joven.
-Mira la cama.- Contesto el otro hombre.-Alguien se ha sentado aquí hace poco.
-No hay conexión a Internet, quien quiera que haya estado no ha podido revisar el correo.-Comento de nuevo el joven.
-Entonce son hay tiempo que perder, coge el portátil y vámonos.- Le ordeno el hombre.
Escuché como cerraban el portátil y sus pasos se alejaban por el pasillo hasta que oí abrir la puerta y cerrar detrás de ellos con llave
Esperé como unos cinco minutos dentro del armario antes de atreverme salir de el con cuidado, estaba temblando sin parar “Oh dios mío Carol ¿En que lío te has metido?2 pensé. Fue entonces cuando miré hacía la cama y mire que me había dejado el bolso encima, abrí los ojos de sorpresa y me tape la boca intentando gritar.
-Date la vuelta pequeña zorra.- Me ordeno la voz del joven detrás de mi mientras me apuntaba con una pistola.
-Por favor no me haga daño por favor por favor.- Le suplique mientras notaba como me caían las lágrimas por la cara y me ponía de rodillas.
-¿Quién eres tú?.- Me pregunto el chico tenía una melena rubia peinada hacia atrás con gomina que le llegaba hasta los hombros.
-Solo soy amiga de Carol, me llamo Lucy  tengo su llave ella me la dio.- Le conteste sin parar de llorar aterrorizada.- Por favor no le diré nada a nadie lo juro por favor por favor.
No controlaba mi llanto estaba desesperada no quería morir.
-Estate calladita.- Me ordeno mientras sin dejar de apuntarme cogió su móvil y llamo a alguien, supongo que a su compañero.
-Dice que es su amiga.-Le comento mientras intentaba oír que le contestaban por teléfono inútilmente.- Aja ¿Qué hago con ella?- Cuando oí su pregunta me derrumbe y no conseguía ver nada claro con mis ojos empapados de lágrimas, lo intuía y yo no quería morir.
-Por favor no...- Le dije sin fuerzas entre sollozos.
-Entendido.-Dijo él.
Colgó, guardo el móvil y me golpeo con la culata en la cabeza.

jueves, 6 de septiembre de 2012

El Castigo: Capítulo 2


“Ti-ti-ti-ti”, “Ti-ti-ti-ti”, el despertador sonaba tediosamente sobre mi cabeza mientras yo intentaba inútilmente hacerlo callar con la mente. “Ti-ti-ti-ti”,”Ti-ti-ti-ti”, maldito sonido infernal, apreté más fuerte los parpados intentando caer en un último y profundo sueño donde no se escuchara el despertador. “Ti-ti-ti-ti” , “Ti-ti-ti-ti”, me rindo, abro los ojos y palmeo la pared hasta dar con el interruptor de la pared, enciendo las luces y la repentina luz me molesta en los ojos y pongo la mano entre la lámpara y mis ojos protegiéndome. “Ti-ti-ti-ti”, “Ti-ti-ti-ti”, girola cabeza hacía el maldito despertador y lo apago rápidamente para librarme de ese asqueroso pitido. Me siento apoyando la espalda sobre el cabecero y la pared de la cama, miro la hora, las seis y cuarto de la mañana, oigo las gotas de lluvia chocar contra la ventana, no ha aparado de llover en dos días, el otoño en esta ciudad es un asco y el sol aún tardará en aparecer. Me levanto de la cama y salgo de mi habitación andando torpemente y frotándome los ojos, llego a la cocina y caso un bol pequeño para mis cereales, agarro la caja de cereales y un cartón de leche y lo mezclo todo en el bol, no me gusta calentarlo. Guardé el cartón de leche y la caja de cereales, cogí una cuchara y me senté en la mesa para desayunar mientras encendía el televisor.

        Mientras desayunaba, mirando el televisor informándome de los resultados de la liga inglesa de fútbol, noté que algo suave se frotaba en mis pantorrillas, bajé la mirada y ví a mi gata siamesa dándome caricias:
-Tienes hambre eh pequeñaja.- Le dije mientras le rascaba en la nuca y esta alzaba la cabeza con cara de gusto. Me levanté de la mesa y agarré el plato vacío de la gata, la llene con una lata de comida para gatos y la deje en el suelo, al momento mi gata estaba comiendo sin prestarle atención a nada que la rodease.
-Mujeres…Una vez que conseguís lo que queréis…- Le repliqué a mi gata con un suspiro.
Me vuelvo a sentar en la mesa a terminarme el desayuno, las noticias de deportes habían dado paso a la actualidad: “Y esta noche en la ciudad de Inswinch, ha aparecido una de las jóvenes desaparecidas” la noticia me pilla por sorpresa y me quedo inmóvil ante la información y escucho atentamente. “Fuentes cercanas al departamento de la policía de Inswinch nos aseguran que la joven Anne Reynolds de veinticuatro años, fue encontrada caminando por la autopista  56-A  hasta que un matrimonio que casualmente pasaban por allí la recogieron y la llevaron al departamento de la policía” Bueno ya tenemos algo menos de lo que preocuparnos pensé. “Al parecer se encuentra en perfecto estado ya que ninguna ambulancia ha salido del departamento lo que sin duda son buenas noticias para los familiares de la joven” Hoy va ser un día movidito en el curro pensé.


       Después de afeitarme y ducharme, me vestí y cogí mis carpetas y archivos, las metí dentro de bolsas de plástico antes de meterlas en la mochila. Me puse la chupa que tengo para la lluvia me la cierro entera y me coloqué la mochila, y cogí mi casco y salí de mi apartamento. Seguía lloviendo con ganas eras más o menos las siete de la mañana y aún era de noche. De no ser por mi chupa y el casco estaría calado hasta los huesos, me senté encima de mi Aprilia RS 125, arranqué el motor y me dirigí hacía el departamento, mientras la lluvia empapaba mi chupa y mis pantalones y me empapaba la cara por llevar el visor abierto.

   Tardé un cuarto de hora en llegar al departamento y aparcar mi moto dentro del edificio, estaba completamente empapada, la lluvia se volvió aún más agresiva por el camino. Me quite la chupa, y aunque me mantuvo seco la chupa parecía haberse sumergido en el fondo de un lago y goteaba sin parar, la colgué del manillar y la deje allí esperando que ningún “poli malo” se la llevara de recuerdo. Me encaminé hacía el ascensor con la mochila en el hombre, hasta que leí la notita pegada sobre la puerta del ascensor “Averiado, disculpen las molestias”, me encogí de hombros y subí por las escaleras hasta el quinto piso.

      Dí los buenos días a todos los compañeros que me cruzaba por el camino, iba camino a la sala de descanso cuando saludé a Molly que estaba sentada en su cubículo y me hacía señas para que me acercara a ella.
-Ahora voy Molly, quiero colgar mi mochila empapada dentro.-Le dije dándome la vuelta y caminando hacía atrás mientras me dirigía hacía la sala de descanso.
-¡No!- Me grito ella levantándose y corrió hacía mí para cortarme el paso.
-No puedes entrar en la sala de descanso,  anoche encontraron a Anne y estaba agotada la tumbamos en el sofá para que durmiera un poco antes de interrogarla.- Me explicó Molly.
Molly era muy joven para ser detective apenas tenía veintinueve años, bajita, atlética, y con el pelo moreno siempre recogido en un elegante moño, que le hacía aparentar más edad y mas seriedad a su rostro lleno de pecas.
-¿Y no le han llevado a ningún hotel?- Pregunté curioso
-Aún no sabemos lo que le ha ocurrido, solo nos dijo que estaba cansada, que quería dormir y después hablaría.- Me miro directamente con sus ojos marrones.- Así que búscate otro sitio para colgar tu dichosa mochila Adrian. –Y dicho esto me dio la espalda y se dirigió a su cubículo, y yo sin poder hacer nada me encamine al mío. Saqué la bolsa doble dentro de la mochila y coloque las carpetas en mi escritorio mientras colgaba la mochila enana de las esquinas de mi cubículo colocando la papelera justo debajo para no empapar el suelo.
    Abrí las bolsas y saque el archivo de Carol Ramsay y mi carpeta. Carol era otra de las chicas desaparecidas, veintiún años, trabajaba de camarera en una discoteca de música gótica llamada “Ryleh” que estaba situada cerca del polígono industrial de Inswinch. La chica era bien conocida por la mayoría de los habituales del local. Su jefe, un tío que no tenía ninguna pinta de gótico, más bien de un viejo empresario estirado, me dijo que el viernes pasado estuvo trabajando toda la jornada nocturna en la discoteca, de diez de la noche hasta las seis de la madrugada. Ese mismo sábado tenía que volver a trabajar, pero no apareció, ni nadie sabía donde estaba. Una amiga suya llamada Lucy me dijo que ambas habían quedado el lunes para ir de compras tampoco sabía donde podría estar, pero me facilito una lista de nombres de personas cercanas a Carol. Entreviste a dos ex novios y a su compañera de piso, sus coartadas eran válidas y su información no revelaba nada interesante sobre el paradero de Carol.
-Detective Broderick.- La voz serie y repentina del sargento me hizo dar un pequeño bote sobre la silla.- Perdóneme, le he asustado.
-No pasa nada sargento.- Le quité importancia con una pequeña sonrisa.- ¿Quería algo sargento?- Pregunté a mi superior.
-¿Cómo vas con Carol?- Pregunto con ese tonito de voz tan serio y autoritario.- ¿Alguna novedad?
Soplé negando con la cabeza y volviéndome al archivo y mis notas.
-He interrogado a su jefe, su amiga, un par de ex novios y su compañera de piso, no hay nada claro, solo que el viernes después de trabajar no llegó a su apartamento.
El sargento se quedo pensativo frotándose la barbilla, era raro verle sin afeitarse, era el típico tío que no dejaba crecer su barba ni un solo milímetro.
-¿Has comprobado el recorrido de vuelta que hacía siempre después de trabajar?- Me volvió a preguntar.
-Nadie sabe que camino cogía o si cogía taxi o el autobús.- Le comenté, no parecía satisfecho con la respuesta.- este viernes pienso pasarme por la discoteca y preguntar a los clientes sabían algo sobre ella, es un tiro a ciegas pero no se me ocurre nada más.
El sargento se quedó sopesando la idea sin dejar de frotarse la barbilla, debería molestarle la poca barba que no se había afeitado.
-No tenemos de momento ninguna otra alternativa.- Asintió- Adrian, cuando despierte Anne quiero que tu y Molly la interroguéis.-Añadió mi superior.- No la presionéis demasiado, pero quizás su desaparición esté relacionado con las demás.
-No creo que sea así.- Le contesté al sargento.- Sería lo primero que diría tanto al os que la rescataron como a la policía, que rescatásemos a sus compañeras.
-Lo sé.-Comento serio el sargento,. Aún así no quiero descartar nada, quizás estaban incomunicadas, o puede que sean casos aislados y tengamos una plaga de secuestradores.-Dicho esto se despidió y me dejo repasando mis notas, y buscando en el ordenador varias rutas desde la discoteca hasta la casa de Carol. Había unas veinte rutas posibles, incluso una de ellas bordeando toda la ciudad, así no encontraría nada, pero no sabía que hacer.
-Hey.- Molly llamó mi atención detrás de mí ofreciéndome un café solo mientras ella se tomaba su cortado.
-¿Qué tal si vamos preparando el interrogatorio de Anne mientras se despierta?- Me preguntó.
-Sí, de acuerdo.-Le respondí y añadí.- Ahora mismo no tengo nada mejor que hacer.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Castigo: Capítulo 1


Me desperté en la absoluta oscuridad de mi habitación, no había podido dormir mucho, la noche había sido agitada y mi cabeza no paraba de darle vueltas a todos mis asuntos pendientes. El móvil sonaba escandalosamente y vibraba por la mesita de noche proyectando una tímida y tenue luz  sobre la espesa oscuridad de mi habitación. Me desperecé para poder sacar el brazo de entre las sábanas y lo estiré hasta lograr el escandaloso móvil y pegármelo a la cara, me aclaré la garganta y respondí a la llamada:
-Diga. – Contesté con voz profesional y serie sin que se notará que me acababa de despertar.
-Gabe.- Respondió la voz de Deborah.- Gabe ha aparecido una de ellas.
Fruncí el ceño mientras asimilaba de qué me estaba hablando, hasta que recordé el caso.
-¿Quién de todas ellas? – Le pregunté con mi voz perfectamente profesional.
- Es Anne. – Respondió Deborah rápidamente.- Deberías venir aquí lo antes posible.
Me frote la cara con la mano libre mientras solté un largo suspiro.
-De acuerdo Deborah…Llegaré en una hora. - Colgué el teléfono y volvía colocarlo en la mesita de noche.
     
     Me senté sobre la cama y encendí la luz y la habitación cobro vida, la ropa sucia del día anterior estaba sobre la silla del escritorio, y me había dejado el ordenador encendido, encendí la pantalla y me puse un poco de música mientras hacía la cama. Estiré bien las sábanas hasta quedarlas bien lisas, odio dormir en una cama mal hecha, mientras la hacía el ordenador reproducía “Slow ride” de los “Foghat”. Cuando acabé de hacer la cama y dejarla perfecta, me desnudé y tiré el pijama en el cesto de la ropa sucia y me dirigí a la ducha. Me miro al espejo mientras enciendo la ducha, Decidí que no hacía falta afeitarme, y me metí en la ducha mientras el agua helada caía sobre mi y me despertaba y despejaba mi mente.

         Veinte minutos después estaba vestido con el traje que uso en el departamento y preparado para salir. Agarré mis llaves, la cartera, mi identificación y salí de la casa apagando todas las luces dejando únicamente encendido el ordenador. Arranco mi BMV 320D y salgo del garaje. Las noches de otoño en Inswinch son de lo peor. La lluvia caía con furia acompañada de una orquesta frecuente de truenos y cada relámpago alumbraba con una luz terroríficas las oscuras noches de otoño de la ciudad de Inswinch. La carretera estaba vacía exceptuando por algún que otro coche y alguna ambulancia, los miércoles por la noche y con este temporal Inswich dormía placidamente, aumente la velocidad más de lo permitido ya que iba llegar tarde al departamento cuando prometí llegar allí enana hora exacta. Nome gusta contradecirme a mí mismo.

     Diez minutos antes de que se cumpliera la hora plazo entre en el aparcamiento del departamento habiendo enseñado antes al guardia mi identificación para que subiera la valla. Aparqué cerca del ascensor, era la mejor hora para aparcar dentro del apartamento. Apagué el motor y recogí mi carpeta del trabajo que estaba en el asiento de atrás. Salí del coche cerrándolo y me dirigí al ascensor. Llame al ascensor pero este no me hacía caso, llame con más insistencia. Nada, el maldito ascensor me estaba robando mi precioso tiempo, quizás con el temporal se habría averiado, subí por las escaleras hacia el primer piso donde pregunte al obeso guardia que tenía el turno de noche desde los últimos siete años.
-Agente Sawn. - Llamé su atención y se giro hacía mí. - ¿Qué le ocurre al ascensor?
-Lo siento Sargento Hansom.- Se disculpó mientras se acariciaba la calva.- Con el temporal se nos ha ido la luz par de veces y me temo que ha estropeado el ascensor.
Mire directamente hacía la puerta del ascensor y volví la mirada hacía el guardia.
-Llama para que lo arreglen enseguida. Lo quiero en funcionamiento para mañana a la mañana. - Le ordené con mi voz seria y autoritaria.
-Si Sargento como mande.- Me contesto y al instante agarro el teléfono y se pondría a ello mientras yo subía por las escaleras al quinto piso, miré al reloj, solo me faltaban cinco minutos, llegaría tiempo.

       Deborah estaba de pie mirando fijamente por el falso cristal, llevaba el pelo su larga melena morena recogida en una coleta de caballo, vestía una blusa granate metida por dentro de unos elegantes pantalones negros atados con indiscreto cinturón negro y todo ello se veía estropeado por unas zapatillas de deporte que no pegaban nada cónsul indumentaria. Sostenía un vaso pequeño de plástico, su típico café con leche.
-Buenas noches Deborah.- La saludé al entrar en al sala de observación al tiempo que ella volvió su mirada hacía mí.
-Buenas noches Sargento.- Me respondió el saludo, me señalo la cabeza hacía el cristal falso y mire a través de él. – Aquí la tenemos. – Dijo sin apartar la mirada de ella.
      Anne estaba sentada con la mirada nerviosa recorriendo toda la sala de interrogatorios, temblaba como un cachorro abandonado en una fría noche de invierno entre la nieve. Tenía su corta melena rubia enmarañada, sucia,  y empapada, al igual que su cara que aún tenían rastros de barro y arañazos. Su cuerpo estaba cubierto por varias mantas que le habrían ofrecido una vez que llego aquí. Había una vaso de leche medio vacío sobre la mesa, junto varios platos con sandwiches, galletas patatas y un montón de comida, no había comido mucho pero por las migas esparcidas por la mes ay el suelo imaginaba que habría comido con ansia.
-Aún no ha dicho ninguna palabra.- Me comentó Deborah ami lado, ella tampoco apartaba la mirada de Anne.- Y le asusta bastante la presencia de hombres.
Asentí con la cabeza y pregunté.
-¿Todavía no habéis tomado ninguna muestra sobre ella verdad?
-No creo que sea buena idea.- Me comento Deborah.- Hace apenas cuatro horas que debió escapar, esta horrorizada, y le asusta casi todo.- Respiro a fondo y agregó.
- Deberíamos esperar un poco más antes de pedirla que nos deje tomar muestras de una supuesta violación.
Me quede inmóvil sin dejar de observar a la joven víctima.
-De acuerdo, pero no esperéis demasiado, el tiempo es crucial y quiero quitarme estas cinco desapariciones cuanto antes.- Ordené a Deborah con un tono de voz que no admitía ningún tipo de contradicción.
-Bueno, esta por lo menos ha aparecido.- Dijo fingiendo estar animada.- Y viva.
-¿Se ha avisado a la familia? - Le pregunté mirándola y dando la espalda al falso cristal.
-Sí. Pero su familia vive en Dublin. Les comunicamos que su hija se encuentra aquí creo que llegaran pasado mañana.
Asentí con la cabeza y me dirigí a la mesa con el archivo del caso de la desaparición de Anne, mientras lo ojeaba por encima le volvía preguntar.
-¿Se sabe algo de las otras cuatro chicas?
-Nada nuevo, Adrian sigue investigando por la discoteca donde trabajaba Carol, y el rastro que perseguía Roger tanto de Natalie y Tara.- Se giró y me dirigió su mirada hacía mí mientras la escuchaba y siguió comentándome. – Cuando me avisaron de que traían a Anne hacía el departamento, volví enseguida estaba inspeccionando el último lugar donde vieron a Rose.
Habían desaparecido cinco chicas jóvenes a lo largo de dos semanas, la primera denuncia de desaparición Anne, estaba al otro lado de la sala, y No la habíamos encontrado, ella vino a nosotros.
-Antes estaba segura que todas las desapariciones estaban relacionadas.- Me comentó Deborah mientras se sentaba en una silla y dejaba el vaso de plástico sobre la mesa cuidando de no manchar ningún papel. – Pero con la repentina aparición de Anne puede que sean casos aislados.
-No descartes nada detective.- Le sugerí.- Puede que sea así, o que aún las desapariciones estén conectadas, o que la de Anne sea un caso aislado y las demás estén juntas en algún lado, incluso puede que todas quisieran dejarlo todo y se fueran sin decir nada a nadie.
 Guarde silencio mientras Deborah me miraba fijamente, tenía los ojos cansados, habría dormido incluso menos que yo.- Deberías descansar detective Renton, haré que Molly lleve el interrogatorio.
Pensé que Deborah me pondría alguna excusa, siempre quería finalizar ella todo su trabajo, pero puede que el cansancio pesara demasiado sobre ella.
-Por esta vez le haré caso sargento.-Se levantó de la silla y antes de salir por la puerta volvió a dirigirse a mí.- Deberías avisar al fiscal de que una de las chicas a aparecido.
-Descuida.- Le asentí con la cabeza y salió por la puerta.
Con el archivo de la desaparición de Anne Reynolds en la mano, me acerque al falso cristal y la observe, ahora estaba comiendo lentamente un sándwich, y su mirada no parecía tan perdida, miraba fijamente el sandwich. Tenía unos ojos azules preciosos, pero parecían muertos, su piel estaba tan blanca que parecía absorber toda la luz de la sala en su piel, un tono de piel pálido enfermizo. Si hubiese tardado más días en aparecer seguramente estaría muerta, aunque viéndola ahora mismo, nadie podría decir que estuviese viva.